Esperanza

 

Foto de Ben Heine

Foto de Ben Heine

Hoy es 31 de diciembre de 2010, a pocas horas de comenzar un nuevo año todo el mundo hace listas, al mejor estilo de las compras nerviosas, y hacen un balance de su año. 365 días que no han sido fáciles, vivo en un país que no es tal cosa, es a veces un chiste cruel, un pueblo, un terreno baldío, un espacio para crear, un mapa sin sentido, tantas cosas es este país que, por alguna razón, sigue manteniéndome sobre él. Tengo un par de meses pensando en la esperanza y es que no conozco otra forma de vivir la vida si no es desde el optimismo y siempre, pase lo que pase, mi primer deber es ser feliz. Así que, a pesar de las noticias de un país de Manolitos y Mafaldas decidí que es un buen día para reencontrarme con la esperanza, la que nunca me falla. Contra todo pronóstico vamos a ser felices, es nuestro mejor aporte para hacer de éste, un mundo mejor.

Esperanza, pobre de ti, no tienes la culpa de llevar ese nombre. Tu nombre es el gran antónimo de todo lo que te rodea. Tú que cuando tuviste tu primer novio él te aplastó con sus 200 toneladas de pensamientos realistas y comenzaste a cambiar tus ropas de colores por unas más grises. Adultas te diría él. Él, el mismo que meses después decidió arrugarte como un delgado e inútil papelito que se lanza a la basura. Se fue dejándote un adiós amargo en la boca, un adiós que nunca dijiste.

Te dejó ahí, en un rincón en donde intentaste reconstruir las piezas que se rompieron. Encontraste un corazón que latía débil, unas lágrimas negras de tanto maquillaje que usaste para impresionarlo, una piel seca, un cabello con tinte. Una tú irreconocible. En ese rincón sólo atinaste a aferrarte al único pensamiento que te quedaba por esos días: la esperanza es lo último que se pierde.

Esperanza, tú y tu mirada, tu brillo en los ojos, tu risa perenne, tus ganas de vivir aunque algunas veces apenas sobrevives con esa fé casi absurda en la humanidad, la misma humanidad que te desgasta el nombre.

Todos te invocan, todos te idealizan, te someten a las pruebas más duras. Tu vida no es fácil y casi no es vida, a veces simplemente te desvaneces en las manos, en las ideas de una mente soñadora que un día se paró en la mañana y se dio cuenta de que no, soñar no sirve de nada, entonces empiezas a agonizar un poco. Cada vez que alguien te usa, te abusa, y luego se olvida de ti, ahí agonizas, deliras. Esperanza, al final terminas convirtiéndote en una puta a la que nadie le paga.

¿Recuerdas la primera vez que votaste? Tu dedo era movido por una fuerte convicción, creíste. Le creíste las promesas al candidato que abrazaba abuelitas y besaba bebés. No te culpo, otros tanto también le creyeron. Y ahora, unos cuantos años después, ese señor bonachón que antes abrazaba abuelitos y cargaba nenés, juega con tus ilusiones y sigue haciéndote promesas que no van a ningún lado, en cambio empezarás un nuevo año en este pedacito de tierra donde te tocó vivir, un nuevo año devaluada. Sé que enfrentarás la realidad con la misma fuerza con la que sueles hacerlo, con las ilusiones a flor de piel que al final son tu gran capital, te pararás y a cada día lo retarás tratando de salir invicta, conservando tu sonrisa al caer la tarde.

Tú eres fuerte… creíste en la justicia, siempre lo has hecho y te crees libre de andar por el mundo sin fronteras del que eres dueña y no importa cuanto apeste nuestra realidad tú siempre vienes y me abrazas y me avivas los sueños, las ganas. Esperanza.

 

P.D: tEo pasó por acá y me regaló esta canción «Más guapa que cualquiera» de Fito y Sabina. Con la canción vino una sonrisa 🙂 espero la disfruten como yo

 

 

Acerca de Nayari Rossi Romero

Periodista | Comunicadora digital | Creativa | Directora de contenidos Crecemoscomunicaciones.com

2 Respuestas a “Esperanza

  1. Una frase: «Esperanza, al final terminas convirtiéndote en una puta a la que nadie le paga». Perfecta.

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